Despertar
“Es posible
la existencia de otros mundos con vida y que haya una similitud entre nuestras
civilizaciones y las suyas, los teólogos de los antiguos astronautas lo
afirman, e incluso aseguran que no existiríamos sin la intervención de…”
Maldito programa, nunca más veo este
canal – proclamó Pedro mientras apagaba el televisor- ¿qué clase de basura es
la que dan a esta hora?
Eran ya las
tres de la madrugada y el muchacho no dejaba de reclamar solo por cualquier
cosa, mientras a reojo intentaba ver a la calle sentado frente a la ventana,
pero ya estaba muy oscuro, y tenía mucho sueño.
Sus ojos
comenzaban a cerrarse cuando vio la puerta abrirse, caminó hacia ella solo para
darse cuenta de que el viento era el causante. Antes de cerrar la puerta miró a
la calle, pero no se veía nada, era la noche más oscura que podría imaginar, y
a el no le importaba en lo absoluto, solo suspiró y cerró la puerta.
No había
sillón ahora, no había ventana, ni muebles, ni siquiera la puerta, quedaba solo
la tv que estaba prendida nuevamente, repitiendo una y otra vez una imagen que no se
distinguía por lo borrosa y confusa que le resultaba.
Luego escuchó un grito ensordecedor que rompió el
piso como si fuera de vidrio, comenzando por el televisor que aun desenchufado
continuaba funcionando, Pedro también cayó, para encontrarse nuevamente sentado,
la puerta aun estaba abierta, y comenzaba a helar.
Con enojo y
las piernas dormidas, se levantó a
cerrar nuevamente la puerta que se encontraba a solo dos metros de él, pero no
lograba acercarse por más que caminara, la puerta se alejaba de el, incluso corrió pero parecía que mientras más
rápido iba, más alejado estaba del final.
¡Detente! –Exclamó iracundo, para luego
bajar la mirada y lanzar una pequeña risa sínica-, solo estoy soñando…
¿Lo estás?- preguntó su tío, quien
ahora se encontraba junto a él-
Una pequeña
sonrisa acompañaba las lagrimas del muchacho, quien se acercó con nerviosismo
al que creyó haber perdido, pero con una mano su tío le pidió que no diera un
pasó más.
Aun no es momento- recogió su
bicicleta, ahora ambos se encontraban en la calle, pedaleó hasta que la
oscuridad se fusionó con el cuerpo-.
Las lágrimas en sus mejillas lo despertaron,
mientras comenzaba a amanecer, su cuerpo estaba por completo congelado y
dormido, apenas pudo levantarse, para darse cuenta que la puerta seguía
abierta.
Su única
respuesta fue un grito, y enfurecido salió al patio cubriéndose la cara, sentía
que el sol quemaba sus ojos.
Qué hermoso día, nunca he sido más
feliz con solo ver la luz del día- dijo aun con sus ojos llorosos-. ¿Qué sentido tiene seguir viviendo?-
piensa mientras cierra los ojos acercándose lentamente a la reja, con sus manos
busco donde apoyarse, sin querer ver absolutamente nada, se encontró con algo
que no era el metal frio del portón, sino algo tibio y liso.
Al abrir los
ojos se encontró con algo que no pudo entender, era algo así como un huevo gris
verdoso, con un agujero enorme en el centro, era bastante pegajoso, y soltaba
un hedor insoportable.
Un crujido
detrás de el hizo que volteara, pero solo encontró la maleza aplastada por lo
que se acercó, por sorpresa vio marcadas las huellas enormes de algún animal,
que de seguro lo estaba asechando, o al menos eso creyó Pedro, quien aterrado
intentó esconderse.
Había muy
poca luz, nubarrones tapaban el pequeño rastro del sol que aun se escondía
entre la cordillera, y cada vez se escuchaba más cerca aquello que no lograba
ver.
Hm hm!- proclamó la criatura que se
encontraba atrás de el, luego con un gruñido movió el cuerpo del muchacho,
quien tiritaba asustado.
Su espalda
se heló con el aliento del monstruo, tragó su saliva e intentando juntar coraje,
respiró hondo y volteó por completo su cuerpo.
No alcanzó a
estar ni tres segundos observando a la criatura, cuando se desplomó en el
suelo.
Idiota miedoso…-el dragón se rió
entre dientes, para luego tomar a Pedro con sus garras y emprender vuelo.
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