viernes, 20 de septiembre de 2013

Guardián de los sueños (primer capitulo)


                                                                                             Despertar


“Es posible la existencia de otros mundos con vida y que haya una similitud entre nuestras civilizaciones y las suyas, los teólogos de los antiguos astronautas lo afirman, e incluso aseguran que no existiríamos sin la intervención de…”
Maldito programa, nunca más veo este canal – proclamó Pedro mientras apagaba el televisor- ¿qué clase de basura es la que dan a esta hora?
Eran ya las tres de la madrugada y el muchacho no dejaba de reclamar solo por cualquier cosa, mientras a reojo intentaba ver a la calle sentado frente a la ventana, pero ya estaba muy oscuro, y tenía mucho sueño.
Sus ojos comenzaban a cerrarse cuando vio la puerta abrirse, caminó hacia ella solo para darse cuenta de que el viento era el causante. Antes de cerrar la puerta miró a la calle, pero no se veía nada, era la noche más oscura que podría imaginar, y a el no le importaba en lo absoluto, solo suspiró y cerró la puerta.
No había sillón ahora, no había ventana, ni muebles, ni siquiera la puerta, quedaba solo la tv que estaba prendida nuevamente,  repitiendo una y otra vez una imagen que no se distinguía por lo borrosa y confusa que le resultaba.
Luego  escuchó un grito ensordecedor que rompió el piso como si fuera de vidrio, comenzando por el televisor que aun desenchufado continuaba funcionando, Pedro también cayó, para encontrarse nuevamente sentado, la puerta aun estaba abierta, y comenzaba a helar.
Con enojo y las piernas dormidas, se levantó  a cerrar nuevamente la puerta que se encontraba a solo dos metros de él, pero no lograba acercarse por más que caminara, la puerta se alejaba de el,  incluso corrió pero parecía que mientras más rápido iba, más alejado estaba del final.
¡Detente! –Exclamó iracundo, para luego bajar la mirada y lanzar una pequeña risa sínica-, solo estoy soñando…
¿Lo estás?- preguntó su tío, quien ahora se encontraba junto a él-
Una pequeña sonrisa acompañaba las lagrimas del muchacho, quien se acercó con nerviosismo al que creyó haber perdido, pero con una mano su tío le pidió que no diera un pasó más.
Aun no es momento- recogió su bicicleta, ahora ambos se encontraban en la calle, pedaleó hasta que la oscuridad se fusionó con el cuerpo-.
 Las lágrimas en sus mejillas lo despertaron, mientras comenzaba a amanecer, su cuerpo estaba por completo congelado y dormido, apenas pudo levantarse, para darse cuenta que la puerta seguía abierta.
Su única respuesta fue un grito, y enfurecido salió al patio cubriéndose la cara, sentía que el sol quemaba sus ojos.
Qué hermoso día, nunca he sido más feliz con solo ver la luz del día- dijo aun con sus ojos llorosos-. ¿Qué sentido tiene seguir viviendo?- piensa mientras cierra los ojos acercándose lentamente a la reja, con sus manos busco donde apoyarse, sin querer ver absolutamente nada, se encontró con algo que no era el metal frio del portón, sino algo tibio y liso.
Al abrir los ojos se encontró con algo que no pudo entender, era algo así como un huevo gris verdoso, con un agujero enorme en el centro, era bastante pegajoso, y soltaba un hedor insoportable.
Un crujido detrás de el hizo que volteara, pero solo encontró la maleza aplastada por lo que se acercó, por sorpresa vio marcadas las huellas enormes de algún animal, que de seguro lo estaba asechando, o al menos eso creyó Pedro, quien aterrado intentó esconderse.
Había muy poca luz, nubarrones tapaban el pequeño rastro del sol que aun se escondía entre la cordillera, y cada vez se escuchaba más cerca aquello que no lograba ver.
Hm hm!- proclamó la criatura que se encontraba atrás de el, luego con un gruñido movió el cuerpo del muchacho, quien tiritaba asustado.
Su espalda se heló con el aliento del monstruo, tragó su saliva e intentando juntar coraje, respiró hondo y volteó por completo su cuerpo.
No alcanzó a estar ni tres segundos observando a la criatura, cuando se desplomó en el suelo.

Idiota miedoso…-el dragón se rió entre dientes, para luego tomar a Pedro con sus garras y emprender vuelo.

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