jueves, 17 de octubre de 2013

Capitulo 2 (guardián de los sueños)


                                                                                             Perdido


“estoy dormido, eso es seguro, sigo en este maldito circulo de pesadillas, nada de lo que veré podría tomarlo como realidad, no hay razón alguna para que esto sea verdad”
Casi dos metros medía cada una de sus alas, su cuerpo era enorme como para que hubiera estado en el huevo que había visto el joven hace algunos minutos, tal vez horas, o días, aun no estaba seguro, ya estaba muy lejos de su casa, y aunque sabía que esto era solo su imaginación, esperaba no volver jamás a ese sitio.
El dragón esquivaba con agilidad los edificios de una ciudad que no pudo reconocer, e incluso a veces bajaba tanto que las personas lo apuntaban con asombro y miedo.
Llegaron a un punto tan bajo, que la gente corría a esconderse, mientras el monstruo reía entre dientes.
¡¿Qué haces?! -Preguntó Pedro mientras intentaba afirmarse del escamoso cuerpo del dragón-.
Busco algo… y me entretengo un poco al mismo tiempo.
¡¿Qué cosa buscas?!- se aferró del cuello de dragón-.
Una entrada… un agujero, pero me confunden todas esas luces, todos esos colores, ¡por eso odio tu mundo!-reclamó el dragón- ah ya lo encontré- exclamó con alegría, mientras se dirigía a toda velocidad a un letrero en japonés de alguna serie de televisión.
El muchacho tiritaba del miedo, chocarían contra ese letrero, apretaba cada vez más el cuello de la criatura. La velocidad era tal que solo sus brazos tocaban al dragón, que sonreía ansioso de ver lo que sucedería (no estaba seguro de que fuera el lugar correcto).
Estaban a solo unos centímetros de chocar con el anuncio cuando frente a ellos se abrió un portal, un agujero negro en miniatura que cubría la boca de uno de las personas en cartel, que los succionó cegándolos por unos momentos.
Cuando sus ojos pudieron ver, se encontraban sobre un bosque frondoso de un color oscuro y marchito, montañas congeladas a lo lejos comenzaban a esconder el sol bruscamente dejando ver una luna enorme y un poco azulada, pocas estrellas habían en el cielo, e iluminaban aquel bosque que parecía haber perdido la vida hace ya mucho tiempo.
Bienvenido a Hoffen Pedro –exclamo la criatura con alegría, para luego comenzar su descenso-.
Un pequeño espacio sin árboles, con un cuadrado del único pasto verde y fresco, fue el lugar donde aterrizó.
Una especie de gruñido salió de la boca del dragón, haciendo que la tierra temblara, tal fue la fuerza que las aves en los arboles escaparon, Pedro estuvo a punto de caer, si no fuera porque la tierra se detuvo, y frente a el emergió una pequeña cabaña cubierta de maleza y hojas secas, con solo una ventana, tan sucia que no podía ver a través de ella, y una puerta vieja  que con dificultad aun se mantenía en pie.
El cuerpo del dragón se encogió unos centímetros, llegando a ser del tamaño que sería una persona comúnmente, con su garra movió el cerrojo y abrió la puerta, que por sorpresa no rechinaba.
Una pequeña vela era la única iluminación de la habitación, que por cierto era más grande de lo que se veía por fuera, quizás era el doble del tamaño de la cabaña, pero a Pedro no le importó, seguía con la idea de estar durmiendo.
Hola Pedro- se levantó un anciano de un sillón que el muchacho no había visto al entrar-Me presento, soy Archeland, veo que también ya conoces a mi amigo kristadura.
Creo que eso es algo obvio… yo lo traje hasta aquí ¿o no?- reclamó el dragón, pero el hombre no le dio interés a esas palabras, seguía viendo al joven con una pequeña sonrisa, que se escondía en su barba canosa-.
El hombre vestía un traje celeste opaco, cubierto de un chaleco de cuero con una serpiente dorada en su brazo, botas muy parecidas a las que usaría un militar y pantalones también del mismo tipo, pero de un azul oscuro e igual de opacos. Usaba un bastón, pero caminaba con normalidad, su cabello era corto al igual que su barba, ambas de color gris pero con mechones aun negros, sus ojos se veían como los de una persona joven, pero su piel reseca y arrugada mostraba lo contrario.
Te hemos buscado durante años, y ahora que estas frente a mi… no se por dónde empezar, - un suspiro y cerró los ojos, el hombre estaba muy cansado, y su mente estaba propagada en todos sus problemas- ¿Que me dirías si fueras la única esperanza de este mundo?
Pedro lo pensó por un momento, toco su frente con ambas manos cubriéndose la cara, miro al anciano, y volvió a taparse su rostro, luego vio a Kristadura, abriendo con su garra, ahora más pequeña,  abriendo una despensa, recogiendo fruta y comiéndola, mientras que con la otra se rascaba su escamosa espalda.
Crees acaso… ¿acaso crees que podría creer esto?, sé que estoy durmiendo, esto es imposible… sé que estoy soñando, si no... Dime ¡¿Cómo un dragón llega al patio de mi casa, en un huevo, y  me lleva a una dimensión extraña, dentro de un cartel en Tokio?!
 Todo eso tiene una respuesta, excepto lo del huevo, yo llegue volando, te oí gritar, y te agarré -respondió Kristadura, ahora sentándose en una esquina a comer más fruta-.
Hubo un pequeño silencio, luego Archeland se sentó nuevamente, movió la vela que se encontraba al lado del sillón, lo que comenzó a encender cientos de pequeñas velas, alrededor de toda la cabaña, dejando a la vista repisas llenas de libros, que escondían puertas tras de ellas, el lugar era aun más grande de lo que podía creer.
Bueno, puedo explicártelo todo. Los dragones, no son de este mundo, ni del tuyo, vienen de un punto más allá del tiempo, por lo que pueden atravesar portales, en tu mundo son conocidos como agujeros de gusano, que pueden encontrarse en cualquier punto del espacio, pero solo algunos pueden abrirlos, como los de la especie de mi amigo- respiró hondo, y luego miró al chico que lo observaba con muchas problemas para creer lo que escuchaba- pero lo del huevo, me ha dejado perplejo, solo puedo pensar, que alguien ya había ido a buscarte.
Solo se escuchó por unos instantes la boca del dragón comiendo una jugosa fruta, muy parecida a una ciruela, pero más grande y de un color verdoso.
Eso no tiene sentido para mí- respondió finalmente Pedro-.
Si crees que esto es un sueño, ¿porque tienes frio?- el muchacho tiritaba-. Y lo más probable es que también tengas hambre, quizás sueño, si esto fuera tu imaginación, seguro no sentirías esto- un golpe en la cabeza de parte del hombre, hizo que el joven volviera a tomarle atención-.
Pedro toco su rostro con enojo, su cabeza le ardía, pero no pensaba tocársela, era muy orgulloso y ya se había dado cuenta de que el dragón no podía dejar de reír.
Te he buscado por años… debo admitir que esperaba que fueras un tanto distinto, creí que serías como tu tío, el…- Pedro detuvo al hombre-.
¡¿Conoces a mi tío?!- preguntó exaltado -.
Si… es un buen tipo, aunque no habla mucho, es muy gentil, de hecho el me ayudo a construir esta casa.  Bueno eso fue hasta que se escapo de este lugar…- el muchacho se había sentado en el suelo a escuchar a Archeland. No estaba seguro de lo que oía, pero aún así se sentía más cómodo oyendo  aquella historia-.
¿Qué pasó?
Bueno… naciste y necesitabas a alguien que te cuidara, tu madre había muerto tras tu nacimiento, y el pobre de tu padre no pudo… seguir sin ella.
Pero creo que primero debes conocer toda la historia.


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